Estamos haciendo una casa para llevar sueños por todo el mundo. No estoy solo, están los perros, esta mi compañera y estás vos. Compré una camioneta con todos mis ahorros, pero me estafaron, estaba rota, toda rota. Pasó un año de arreglos, de risas, de llantos y nervios. De caer hasta volver a volar. De aprender a confiar aunque me vuelvan a fallar. La camioneta arrancó, la aprendí a manejar. Y empezamos a hacer la casa para viajar. Después de la tormenta siempre llega la calma. Abajo de la lluvia tuve que aprender a bailar. Enredé mis pies, lastimé mis manos, pero poco a poco fui sanando el alma. Además de escritor, ahora puedo pintar, ahora puedo clavar, ahora puedo lavar, ahora puedo intentar arreglar, además de un corazón, un viejo motor. Y aunque no sea el mejor, ni en eso de ser escritor, puedo contar lo que vivo, hablar de la risa, hablar del dolor, y ganarle a los miedos con poemas de amor. La obra está por terminar, la aventura está por empezar, y hasta donde estés vamos a llegar. Si hay montañas las tenemos que cruzar, si hay abrazos los tenemos que encontrar. Bajo mil estrellas nos vamos a acostar, en mil playas distintas nos vamos a despertar. En la casa somos dos, cuatro con los perros, pero también viajás vos. Y aunque la casa sea chica, ahí adentro, ya casi somos un millón. Si te sumas decime dónde vas a esperarnos.
