Me preguntaron cómo estabas, y les dije que a veces te costaba, pero igual te levantabas. Que siempre sabías que otro día te esperaba. Les dije que llorabas, cuando nadie te miraba. Que después volvías, que después brillabas. Que más alto volabas, que más lejos llegabas. Que estabas buena, que eras buena, y que lo simple seguía siendo lo que más te importaba, que con un mate, una ruta y un beso te llenabas. Que todavia pensabas que la gente cambiaba. Que necesitabas espacio cuando te enojabas, que te ponías dura, para no volver a salir lastimada. Que así, también te cuidabas. Les dije que tu vida hermosa no siempre había sido un cuento de hadas. Que era fantasía tu risa a carcajadas. Les dije lo bien que te quedaba mi remera de pijama, les hable de la calma en tu sonrisa, del brillo en tu mirada. Y de lo afortunada que se siente mi alma al compartir la misma cama. Les dije que a veces te ofuscabas, porque querias volar y yo me tropezaba, con alguna pavada, con alguna herida mal curada. Que a veces no veía lo hermosa que estabas, que me enredaba entre los miedos y perdía la paz. Que me devolvés cada vez que me abrazás. Les dije que soñando a solas te esperaba, que ni siquiera te conocía y ya te imaginaba. Que no te quiero atada. Que no te quiero a medias. Que viniste para abrir las alas que ayer guardabas. Les dije que en tu boca está el beso que buscaba, que por rota conmigo encajabas, que por loca conmigo soñabas. Y les dije que te amaba mientras les decía cómo estabas.
